
Un segundo elemento que ha dificultado el acercamiento de posiciones entre psicoanálisis y medicina ha sido el método mediante el cual, desde la medicina, se ha intentado fundamentar la noción de adicción como enfermedad. El esfuerzo incesante, desde Jellinek en adelante, de encontrar las causas biológicas de la adicción ha marcado la dirección de este intento. A pesar de que en la definición revisada el carácter de enfermedad de la adicción está dado sólo por el no ser un síntoma de otra condición y ser una unidad con características propias, desde la medicina se ha optado por buscar esa unidad y su agente en procesos biológicos. Es decir, optó por un camino que no es indispensable para fundamentar la noción de enfermedad. De hecho, cuando en el siglo XVII se introduce la idea de enfermedad asociada al consumo intenso de alcohol, esta idea no estaba basada en la biología, sino simplemente en que una conducta tan auto-destructiva no podía considerarse normal (Heyman, 2009).
Jellinek es un hito importante en este camino, habiendo colocado en primer plano elementos fisiológicos medibles, como son el síndrome de abstinencia y el desarrollo de tolerancia, como signos de una enfermedad caracterizada por la falta de control sobre el consumo por parte del sujeto. Estos dos elementos tuvieron una gran repercusión durante décadas, y si bien en las definiciones más modernas ya no están presentes, el DSM-IV los sigue incluyendo como criterios para la definición de adicción, aunque ya no como imprescindibles, a pesar de haberse demostrado que su presencia es irrelevante para realizar el diagnóstico de adicción (Leshner, 1997).