Durante el siglo XX, hasta la década del setenta, los tratamientos dirigidos a sujetos que habían desarrollado una adicción tendieron a no abordar el tema de la motivación a tratamiento. la entrada a tratamiento se daba en el contexto de un sujeto dispuesto voluntariamente a recibir ayuda o, menos habitualmente, en un contexto de obligatoriedad, ya fuera por razones judiciales o médicas. Hasta finales de la década del sesenta casi todos los programas de tratamiento de eeUU utilizaban la aproximación de los doce pasos de alcohólicos anónimos (aa), e incluso a comienzos de la década del noventa, en el sector privado, el 93% de los programas de tratamiento de ese país seguía basado en el mismo modelo (Peele, 1998, citado en Sobell & Sobell, 2006). la perspectiva de aa, así como de los tratamientos de autoayuda, en general, trabaja con sujetos que desean tratarse (alcohólicos anónimos, 1995). De esta manera, la medicina en conjunto con los grupos de autoayuda fue una alternativa asequible solo para sujetos que ya tenían una motivación para enfrentar el problema.
Desde la perspectiva psicoanalítica, por su parte, se pueden distinguir dos grandes aproximaciones a la entrada a tratamiento de sujetos que han desarrollado una adicción. Una de ellas incluye autores que reconocen que este tipo de pacientes requiere eventualmente un abordaje distinto del tradicional, incluyendo en la propuesta terapéutica intervenciones como la hospitalización, la asistencia a una comunidad terapéutica o al hospital de día, y la petición de abstinencia (ghia, 2000; Ingelmo, Ramos, Mendez & gonzález, 2000; Kameniecki, 2000; Kielholz, 1924, Knight, 1937, 1938, Merloo, 1952, Weijl, 1928, citados en Rosenfeld, 1964; Sillitti, 2000a; tarrab, 2000b). Desde la segunda aproximación, se ha criticado esta idea de combinación de intervenciones terapéuticas, ya que respondería a una oscilación entre una posición médica y una posición psicoanalítica, perdiéndose la lógica que guía la cura. los autores que sostienen esta perspectiva, a pesar de estar de acuerdo en que la entrada en un proceso terapéutico de este tipo de pacientes es especialmente dificultosa, tienden a proponer la aplicación de una lógica de la cura sin modificaciones esenciales, que apunte a la emergencia del sujeto del inconsciente, suponiendo que a la base de la conducta adictiva habrían mecanismos o estructuras psíquicas propias del sujeto que tendrían que ser modificadas para que se generara un cambio en la conducta adictiva (luongo, 1995; Mazzini, 1994; Salamone & godoy, 1994; Salamone, 1995; Sillitti, 2000b, 2000c; Sinatra, 2000a, 2000b; tarrab, 1994, 2000a). ambas aproximaciones psicoanalíticas soslayan, al igual que la perspectiva médica-grupos de autoayuda, la posibilidad de realizar intervenciones dirigidas específicamente al problema de la motivación a tratarse.
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