
Algunos estudios asociados a la terapia familiar breve estratégica podrían considerarse insertos en este campo, especialmente intervenciones con población adolescente (Szapocznik & Williams, 2000; Santisteban, 2006). Ciertos abordajes enmarcados en esta aproximación enfatizan la importancia de un método de retroalimentación que ponga el acento en que el proceso sea dirigido por el cliente y éste vaya siendo continuamente informado de los resultados que se están alcanzando (Miller et al, 2005). El problema que se abre con este tipo de aproximación recae sobre el cuestionamiento de los límites en la flexibilización de las metas terapéuticas en un tratamiento de adicción, sin que éste pierda la característica de ‘terapéutico’. Conceptualmente esta perspectiva ha sido criticada porque confundiría la puesta en marcha de elementos técnicos orientados a disminuir los daños asociados al consumo de sustancias, con el intento de establecer la disminución del consumo como un objetivo alternativo al de la abstinencia. En razón de estas confusiones, Heather (2006) propone reservar el término ‘reducción del daño’ para el intento de aminorar las consecuencias adversas tanto en la salud, en lo social o en lo económico de las sustancias que alteran el ánimo, sin que necesariamente se demande una reducción en el consumo de estas sustancias.