Efectivamente, la tricotilomanía, o impulso por sacarse el pelo tirándolo, puede considerarse una adicción. Se calcula que afecta al 1-2% de a población. A pesar de esta alta prevalencia, no es fácil que la persona consulte. Normalmente el problema se lleva en secreto y ha comenzado en la temprana pubertad. La persona que lo padece suele pensar que es algo muy raro que sólo le ocurre a ella. Sin embargo, el rito asociado al sacado del pelo suele repetirse de forma similar en las distintas personas. Este rito consiste en jugar con el pelo, luego tirarlo y sacarlo, y finalmente pasarlo por la boca. A veces incluye comer la raíz del pelo arrancado.
El primer paso para una recuperación es tomar conciencia que es un problema habitual, que afecta a muchas personas, especialmente a mujeres. El darse cuenta de esto permite dejar de sentirse una persona rara o perturbada y verse simplemente como teniendo un problema que puede resolverse. Un segundo paso seria el comentarle a alguien que se tiene este problema. Esto facilitará la posibilidad de pedir ayuda profesional. En el tratamiento de este problema es vital la participación de terceros significativos que apoyen en el proceso de recuperación. El tercer paso es pedir ayuda profesional. La tricotilomanía tiene solución, y la persona que la padece puede encontrar alivio a su sufrimiento. De no tratarse puede perdurar toda la vida.
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