En los últimos años, el consumo problemático de drogas y alcohol se ha ido transformando en un importante tópico de la salud mental, tanto en Chile como en el mundo, con repercusiones en los ámbitos legal, económico, cultural, político, etc. En la práctica clínica lo que se observa es una creciente consulta motivada por esta patología, ya sea como problema principal o como problema asociado a otros trastornos psíquicos (Beck, Wright, Newman & Liese, 1999).
Al hablar del tema del consumo de sustancias adictivas, es necesario distinguir entre el fenómeno del consumo de ellas, el fenómeno de la intoxicación y el fenómeno de la adicción. Las dinámicas, causas y consecuencias asociadas a cada uno de estos serán diferentes. Este artículo se centrará en el fenómeno de la adicción.
La adicción la podríamos caracterizar, en primer lugar, por lo que se podría llamar una «falta de control relativa» sobre la conducta del consumo de sustancias. La falta de control es «relativa» en el sentido de no ser continua, ya que el sujeto puede en la gran mayoría de los casos decidir no consumirla o consumirla en pequeñas cantidades. Sin embargo, al tomar un período de tiempo suficientemente largo, aunque muchas veces baste con un período breve, siempre vuelve a irrumpir, en algún momento dentro de este período, la compulsión a consumir la sustancia de la que se trate u otra que se consuma con fines de sustituirla, más allá de la libre voluntad del sujeto. La frecuencia y cantidad de sustancia consumida pueden variar mucho dependiendo de la persona y sus circunstancias de vida. Esto hace que para ser más precisos se haga necesario agregar el adjetivo de «relativa» a la pérdida de control, ya que prácticamente nunca queda sustraída en forma completa la capacidad de decisión del sujeto en este proceso. El sujeto «se encuentra» con una tendencia en sí mismo a consumir las sustancias, tendencia frente a la cual, por su parte, puede ejercer una capacidad de decisión. Sin embargo, será una decisión en el marco de un conflicto con esta tendencia con la que se encuentra. Esto tendrá implicancias importantes cuando revisemos un posible abordaje terapéutico. Por otra parte, es justamente esta «relatividad» la que puede constituirse en uno de los elementos que puede dificultar el diagnóstico a los profesionales de la salud y desconcertar enormemente a las personas que interactúan cotidianamente con la persona que ha desarrollado una adicción. En algunos momentos o períodos, el sujeto aparece frente a las personas que lo rodean como libre en su capacidad de tomar decisiones en relación con las sustancias; en otros, se hace evidente una clara pérdida de dominio en relación con ellas.
Páginas:siguiente