La Adicción a Sustancias Químicas: ¿Puede ser Efectivo un Abordaje Psicoanalítico?

Una segunda característica de la adicción sería el que los distintos tipos de lo que se podría llamar «intereses» en la vida de la persona, pasan a quedar influidos de manera más o menos importante, por el vínculo del sujeto con la sustancia. La sustancia, como objeto, comienza a ocupar un sitial privilegiado en el psiquismo, lo que lleva a que la vida, a nivel conductual, cognitivo, emocional, relacional comience a «girar en torno» de la obtención de la sustancia, o la expectativa del placer asociado, o la generación de las condiciones para su consumo. Estas dos características están involucradas en cinco de los siete criterios definidos por el DSM-IV-TR para este «trastorno» (American Psychiatric Association, 2002). En la definición que encontramos allí, tanto el desarrollo de tolerancia, como el síndrome de abstinencia, criterios médicos tradicionalmente relevantes al momento de realizar el diagnóstico de adicción, ya no son considerados imprescindibles de estar presentes. Esto le quitaría importancia a la distinción de las categorías de dependencia psicológica y dependencia física. De todas formas, ésta última sigue presente con la alternativa diagnóstica de agregar en la categoría de dependencia una dependencia fisiológica, en la medida que se presentan el síndrome de abstinencia y el desarrollo de tolerancia. Es decir, se llega a la posibilidad de la existencia de una «dependencia de sustancias», sin dependencia fisiológica. Sin duda esto no implica un abandono de la idea de encontrar una base orgánica de las adicciones, sino más bien, la idea de encontrarla en el ámbito de la dinámica neurofisiológica, sólo muy inicialmente comprendida. El diagnóstico de adicción, entonces, depende principalmente de la identificación de estas características que aluden a la manera de relacionarse el sujeto con la sustancia, al lugar que ésta ocupa en su psiquismo.

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