Estas intervenciones motivacionales, en general, están enmarcadas en una noción de tratamiento que supone una detención o una disminución del consumo de sustancias adictivas como objetivo. Varían en términos de cómo entienden el obstáculo psíquico que impide que la persona se trate, y la medida en que involucran la participación y/o influencia por parte de terceros para que el sujeto acepte ayuda. la forma más tradicional de concebir este obstáculo psíquico está dada por la idea de la negación como un mecanismo que permite al sujeto no dimensionar las consecuencias en la realidad de su conducta adictiva. Desde una perspectiva psicoanalítica, esta negación ha sido entendida como un mecanismo de defensa propio de la estructura psíquica del sujeto (Miller & Rollnick, 1999). Desde el psicoanálisis también se han definido otras condiciones psíquicas propias del sujeto en consumo adictivo. aunque no están planteadas desde la perspectiva de la motivación, desde los enfoques motivacionales estas condiciones se podrían entender funcionando como obstáculos para una decisión de tratarse. entre ellas se puede nombrar las fuerzas libidinales separadas del yo (Sachs, 1923), la instalación de un deseo morboso (Rado, 1926) y un régimen farmacotímico del yo (Rado, 1933), la escisión del self (Rosenfeld, 1964), la escisión de una imagen de sí mismo (McDougall, 1994) o la multiplicidad de estados del self (burton, 2005). La noción de Rado de la instalación de un régimen farmacotímico es especialmente interesante, ya que no hace alusión a mecanismos o estructuras existentes previamente al desarrollo de la adicción, idea que sí caracteriza a los entendimientos psicoanalíticos hasta el día de hoy, sino que a un modo de funcionamiento psíquico propio de la situación mental del sujeto adicto. la noción de situación mental, en este artículo, aludirá a un estado mental coyuntural al estar inmerso en un consumo adictivo, en oposición a una estructura psíquica estable del sujeto existente más allá de su conducta de consumo adictivo.