Las características de la situación mental en el consumo adictivo de sustancias y la motivación para entrar a un tratamiento de adicciones

Desde una perspectiva médica, por su parte, la negación se concibe como una distorsión del pensamiento tal como aparece en la conocida definición realizada en 1992 por el Joint Committee of the National Council on alcoholism and Drug Dependence and the american Society of addiction Medicine (Morse & Flavin, 1992). la idea de mecanismos de defensa a ser atravesados, o la de distorsiones a ser corregidas, favorece el desarrollo de métodos confrontativos para intentar superarlos. Una alternativa a este entendimiento tradicional del problema, realizado desde la medicina, desde los grupos de autoayuda, y desde los autores psicoanalíticos que piensan que hay que hacer algo específico en este tipo de casos, se puede encontrar en las propuestas derivadas de la terapia cognitiva (beck et al., 1999), en los modelos de las etapas de cambio de Prochaska y DiClemente (1984), y especialmente en la propuesta de la entrevista motivacional de Miller y Rollnick (1999). a partir de estos modelos, el énfasis ya no queda puesto en mecanismos de defensa propios del sujeto que operan como resistencia, o en una distorsión del pensamiento. en estos modelos se considera que, como parte de un proceso normal y no patológico, el sujeto tiene motivaciones fluctuantes y conflictivas, que lo llevan a querer pero no querer hacer algo con su conducta adictiva, fenómeno al que llaman ambivalencia. la labor terapéutica, entonces, no consiste en confrontar al sujeto con los mecanismos patológicos que le impiden cambiar, sino en permitirle desplegar la ambivalencia confiando que ya existe la disponibilidad suficiente en el sujeto para el cambio. en la medida que esa ambivalencia se pueda desplegar, reconocer y analizar, el sujeto irá pasando las sucesivas etapas que lo harán tomar decisiones de cambio en una dirección positiva, entendida, o más bien sobreentendida, como una detención o disminución del consumo. Sin embargo, es cuestionable que el concepto de ambivalencia desarrollado por estos enfoques pueda dar suficiente cuenta de la situación mental que caracteriza al sujeto en consumo adictivo.

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